El ladrón de miel forma parte de la serie Arbolado para calles, imperios y paraísos, prototipos de alineaciones abóreas que crean un diálogo entre los árboles y el contexto urbano. El ladrón de miel traslada el programa conceptual de un jardín clásico basado en relatos mitológicos a una alineación arbórea urbana. Está formada por el fresno (Fraxinus ornus), el ciprés (Cupresus sempervires), el tilo (Tilia cordata), la higuera (Ficus carica), el naranjo (Citrus x sinensis) y el manzano (Malus floribunda).
El título hace referencia a los versos bucólicos de Teócrito en los que Eros es picado por las abejas mientras intenta robar su miel. La alineación focaliza el deseo y el amor como pulsión de vida, trazando un lugar para el encuentro de las especies que forman el ecosistema de la ciudad. Arboles melíferos alineados producen miel en simbiosis con las abejas. Por sus múltiples usos, estos árboles han sido fundamentales en la evolución de las civilizaciones hasta llegar a las ciudades contemporáneas. La alineación es un artefacto de seducción en el que el aroma de la floración apela a la ciudad como organismo, cuestionando los desequilibrios de una relación utilitaria y funcional, e interrogando sobre posibles mutualismos entre los árboles y el espacio urbano, donde no seamos meros “ladrones de miel”.